Hay personas especiales en este mundo. No pedimos ser especiales, sencillamente, somos así.
 Felicidad  en estado puro, brutal, natural, volcánico, que gozada, era lo mejor  del mundo. Mejor que la droga, mejor que la heroína, mejor que la  coca, chutes, porros, hachís, rallas, petas, hierba, marihuana,  cannabis, canutos, anfetas, tripis, ácidos, lsd,éxtasis. Mejor que el  sexo, que una felación, que un 69, que una orgía, una paja, el sexo  tántrico, el kamasutra, las bolas chinas. Mejor que la nocilla y los  batidos de plátano. Mejor que la trilogía de George Lucas, que la  serie completa de los Teleñecos, que el fin del Milenium. Mejor que  los andares de Ally Mcbeal, Marilyn, la Pitufina, Lara Croft, Naomi  Campbell y el lunar de Cindy Crawford. Mejor que el pequeño paso de  Amstrong sobre la Luna, el Space Mountain, Papa Noel, la fortuna de Bill  Gates, las malas experiencias cercanas a la muerte, la resurrección de  Lázaro, todos los chutes de testosterona de Schwarzenegger, el colágenos  de los labios de Pamela Anderson, mejor que los excesos de Morrinson.  Mejor que la libertad. Mejor que la vida.


